miércoles, 18 de mayo de 2011

23- Hasta pronto....

Empezaba a amanecer, los primeros rayos de sol de aquel domingo comenzaban a colarse a traves de las finas cortinas que cubrian los balcones del apartamento. Los cinco amigos se encontraban dormidos en sus correspondientes camas, sin embargo a causa del calor que comenzaba a notarse a causa del sol, los primeros ojos empezaron a abrirse, como era el caso de Alba. Empezó a abrir sus ojos lentamente, retiró el brazo de Vicente que tenía sobre ella y se levantó de la cama a bajar un poco las persianas para que el calor del sol les dejara de molestar, y a continuación se dirigió al baño.

Al pasar al lado del comedor, donde estaba el sofá cama en el qué dormía aún Roberto, éste empezó a abrir un poco sus ojos y al darse cuenta que su amiga iba al baño le siguió. Alba le notó detrás y de un tiron lé pasó al baño con ella. Dentro comenzaron a hablar sin calcular mucho la entonación de su conversación.

Marcos, a causa del calor que empezó a sentir y del ruido que sonaba desde el baño se despertó y entreabrió un poco los ojos, sin embargo no se llegó a levantar, ya que de pronto oyó como alguien saliía del baño. Las voces eran de Roberto y Alba. Marcos se hizo el dormido y escuchó un poco lo que estaban terminando de hablar.
-Yo pensaba que ya se lo habrías dicho- le decía Alba a su amigo.
-Estaba esperando a coger más confianza- contestó Roberto.
-A mi me parece que con Marcos ya tienes la suficiente confianza como para contarselo.
-Bueno tranquila, de esta semana no pasa.
-Eso espero, es lo mejor para tí, y ahora acuestate que en un par de horas te tendrás que levantar para ir a trabajar- le terminó diciendo Alba.
Marcos desde la cama se quedó un poco extrañado sobre lo que acababa de oir hablar a sus amigos en la puerta del baño. Se quedó pensandolo unos minutos en la cama, y a los cinco minutos más o menos se levantó a bajar un poco la persiana.

Los primeros en levantarse, fueron Marcos y Roberto, ya que a las once entraban a trabajar. Se levantaron a desayunar cerca de las diez y se pusieron a desayunar en el comedor sin hacer mucho ruido para no despertar a sus amigos. Los dos conversaron tranquilamente y no muy alto mientras desayunaban. A las once menos algo los dos estaban ya preparados y areglados para irse. Abrieron la puerta sin que hiciera ruido, bajaron al coche de Marcos y se fueron a trabajar.

Mei ese día no tenía que madrugar, ya que le tocaba el turno de tarde-noche que empezaba a las cinco y media de la tarde. Los tres amigos que se quedaron en el apartamento, se levantaron más o menos casi a la vez, alrededor de las doce de la mañana. Mientras se preparaban el desayuno comenzaron a hablar.
-Bueno, ¿que teneis pensado hacer hoy?- les preguntó Mei a sus amigos.
-No tenemos pensado tardar mucho en volvernos a Alicante- dijo Alba.
-Si porque nos gustaria pasar nuestras últimas horas juntos allí- añadió Vicente.
-Claro, os entiendo, pero yo os invito a que antes de iros pasemos un rato divertido los tres juntos aquí arriba en la piscina, ¿que os parece?
-Si que es una buena idea- dijo Vicente- que la piscina aún ni la hemos visto.
-Pues no se hable más, poneros los bañadores y vamos para arriba-  terminó diciendo Mei.
Cinco minutos después, ya subían los tres dispuestos a bañarse y pasarselo bien en la piscina.

Durante algo más de una hora, Mei junto con Vicente y Alba estuvieron bañandose divirtiendose y tirandose fotos en la piscina. Antes de la una y media del mediodía, ya se estaban secando para bajarse al apartamento y ya marcharse Alba y Vicente hacia Alicante.
-Bueno, tenemos que decir que nos lo hemos pasado genial aquí en Benidorm- dijo Vicente.
-Sí, llevaba razón Vicente cuando me hablaba tan bien de vosotros- añadió Alba- sois unas personas majísimas. Y espero tener a partir de ahora una gran amistad con vosotros.
-Jejeje, tampoco es para tanto.- respondió Mei- tu si que eres una gran chica y nos alegramos mucho de haberte conocido.
-Pues una cosa, como vivimos tan cerca, y encima Rober trabaja con Marcos, cuando querais podemos quedar para lo que sea- le dijo Alba a Mei.
-Cuando quieras tenemos mucho tiempo por delante, el verano acaba de comenzar- contestó Mei mientras empezaban a bajar al apartamento.

Después de cambiarse y ponerse otra vez la ropa seca, Vicente y Alba salieron de la habitación ya dispuestos a despedirse de Mei.
-Bueno, creo que nuestra visita acaba aquí- empezó diciendo Vicente.
-Si, os tenemos que agradecer un montón todo lo que habeis echo por nosotros este finde- dijo Alba.
-Alba, anda exagerada, esta va a ser tu casa siempre que quieras venir a Benidorm a lo que sea.- le cortó Mei.
-Una cosa Mei- se acordó Vicente- ahora cuando nos despidamos ahí abajo, esperanos que subamos con el coche, que llevamos unas cosas que Marcos me pidió que le trajera de Aranjuez.
-Me imagino que cosas son, el portatil y la Wii, ¿A que sí?-adivinó Mei.
-Sí me pidió que le hiciera ese favor.
Mientras hablaban bajaron hacia abajo, a la puerta del edificio, donde se despidieron finalmente prometiendo volver a verse pronto. Cuando se fueron a por el coche Mei se quedó allí sentada esperando en las escaleras de la puerta del portal del edificio. A los diez minutos, vió aparecer a lo lejos de la calle el coche de Alba. Mei se levanto y se acerco al asfalto. Alba se asomó por la ventanilla.
-Mei coge el maletín del portátil y la bolsa de la Wii, que va en el maletero- dijo Alba.
-Voy, espero no equivocarme que si no Marcos me mata- contestó Mei
-Jajajja- se echaron a reir Vicente y Alba.
Mei lo cogió del maletero y se despidió definitivamente de los dos esperando volverlos a ver pronto. Se metió de nuevo a la acera con las bolsas y vió alejarse poco a poco el coche de Alba.

Vicente y Alba pasaron el resto del tiempo que les quedaba juntos aquel día felices y unidos. Nada más llegar de nuevo a Alicante se dirigieron a un restaurante a comer donde estuvieron hablando y comentando todo lo que habían vivido durante el fin de semana. Por la tarde pasearon juntos y enamorados por zonas de Alicante en las que aún no habían estado y no pararon de tirarse fotos.

Al llegar las seis de la tarde, se dirigieron a casa de Alba, para que preparara Vicente su bolsa de viaje. El momento más triste de aquel fin de semana estaba apunto de llegar. A las siete menos cuarto el autobús que le llevaba de vuelta a Madrid a Vicente salía de la estacion de autobuses de Alicante.
Llegaron con quince minutos de antelación y se fueron diréctamente al andén donde estaba el autobús correspondiente.
-Te voy a echar de menos- dijo Alba.
-Yo a ti también- contestó Vicente- estos días no los voy a olvidar jamás.
-¿Y cuando nos vamos a poder volver a ver?- dijo Alba con lagrimas en los ojos.
Vicente se acercó al oido de Alba y le susurró algo que hizo que una gran sonrisa le volviera a la cara a Alba y le diera un gran beso a Vicente.

Después de despedirse varias veces y darse los últimos besos aguantando hasta el último momento, Vicente no tuvo más remedio que subirse al autobús ya que el conductor le avisó de que iba a arrancar.
Alba se quedó allí plantada con lagrimas en los ojos de nuevo, mientras miraba a la ventanilla donde veía a Vicente que igualmente se despedía con lagrimas en los ojos. El autobús arrancó, salió del andén y se empezó a alejar. Alba se quedó allí de pie hasta que el autobús desapareció en la lejanía.
Alba susurró "Eres lo mejor que me ha pasado nunca. Hasta pronto... Vicente"

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